A propósito de tres comentarios... (#021)
A propósito de tres comentarios (o preguntas, si quieren) que me hacen por inbox, las respondo aquí (una lástima que sea de este modo, porque las polémicas siempre son buenas para agitar el ambiente cultural y porque referirse a terceras personas de modo críptico me resulta poco ético periodísticamente hablando).
1. "Usted solo comenta libros de sus amigos y de una única [sic] editorial. ¿Acaso no hay otras editoriales?", me escribe alguien. Falso. O en todo caso, inexacto. Comento o reseño los libros que las editoriales o los autores tienen la amabilidad de hacerme llegar de cortesía. Si solo una editorial lo hace (¡gracias PUCP!) en buena hora, porque me permite seguirle el paso a las novedades editoriales que de otro modo sería imposible seguir. Además, no es algo que dependa de mí sino de las editoriales que siguen enviando cortesías a los diarios para ser reseñados en sus páginas culturales (!). Yo, trabajo con lo que tengo o me proporcionan. Así de simple. Sin embargo, debo reconocer que la pandemia, que ha golpeado muy duro a todos los sectores productivos del país, ha convertido en un recuerdo del pasado los ejemplares de cortesía. Hasta antes del covid, cuatro o cinco editoriales me enviaban sus libros, además de los propios autores. Cuando ocurría esto, es decir que la editorial y el autor me enviaran ejemplares, sorteaba uno de ellos entre los lectores. Así, llegue a sortear más de doscientos libros. De eso tengo más de doscientos testigos, por si acaso (con fotografía y todo). Por supuesto, nada de lo dicho impide que comparta una nota de prensa o el flyer de alguna presentación, pero eso depende más de los responsables de prensa de las editoriales antes que de mi persona.
2. El mismo que me escribió que "compra tu entrada nomás, como todo el mundo", me vuelve a escribir para decirme que ya van dos días de feria y no publico nada, que para qué reclamé. Pues la razón de ello es muy sencilla: aún no me entregan la credencial de prensa, sin la cual no solo se me facilita el ingreso sino también el poder trabajar dentro del campo ferial. Y dado que ya es fin de semana, lo más seguro es que hasta el lunes o martes, con suerte, me la entreguen. Así de sencillo. A este 'amigo', como resulta obvio, ya lo he bloqueado. Resulta tan tóxico leerlo como responderle.
3. Alguien (no sé si con mala leche o con una miopía verdaderamente asombrosa, dado que conozco sus cualidades intelectuales), me comenta que vaticinar que un libro sobre música popular y otro sobre el oficio más antiguo del mundo se ubicarán entre los más vendidos de la feria es hacerle una concesión a lo farandulero y el marketing. Pues, me reafirmo en lo dicho. El libro de Jesús Cosamalón (que, por cierto, no he leído), teniendo en cuenta sus trabajos anteriores (no solo su libro sobre la salsa sino especialmente el que dedica a la Lima de los años 1980-2000), conjeturo que es una interpretación desde la historia de esa transformación musical que es un trasunto de esa transformación del tejido social de nuestra ciudad y del país. Saldré de dudas cuando lo lea, pero casi puedo apostar que es eso. En pocas palabras, de farandulero, nada; y de marquetero, menos: no hay que ser muy inteligente (solo mirar la ciudad que nos rodea) para llegar a esa conclusión. Sobre el libro de Paulo Drinot (que tampoco he leído y que esperaba a esta feria para comprarlo con descuento), calificarlo de poca cosa es, como dije, de una miopía inmensa. ¿Cómo afirmar que "no es gran cosa" un libro que aborda un tema completamente inédito en nuestra historiografía, que abre nuevas posibilidades temáticas de investigación y de fuentes a otros historiadores? Hace poco leía en un blog de historia de la enfermería un estupendo artículo sobre Bloody Archives: An Archival Insight into the History of Sanitary Towels [Archivos sangrientos: una visión archivística de la historia de las toallas sanitarias], que me hizo preguntarme a mí mismo cuánto podría 'herir la sensibilidad de algunos lectores o lectoras" un tema como este. O el de la prostitución. Que algunos estudien la Guerra del Pacífico, por ejemplo, me parece bien, muy bien. Pero que otros se enfoquen en la prostitución no es, definitivamente, poca cosa.
Finalmente, quisiera agregar que esta es la última ocasión en que contesto mensajes o comentarios que me llegan por inbox. No me gusta hacerlo. Primero, porque me parece poco ético. Si un libro me parece malo, hay que decirlo claramente, y decir por qué. Igualmente, si es bueno. Y segundo, porque luego dicen que me invento los comentarios. Lamentablemente, yo no tengo la culpa de que algunos no se atrevan a criticar un libro abiertamente (lo cual, por cierto, en un medio tan cerrado y pequeño como lo es nuestra academia es comprensible). Pero si quieren una respuesta, háganlo públicamente. Como se debe.
¡Qué tengan buenas lecturas!