El campeón del mundo (#179)
«Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca será tan severo como un hijo juzgando a su padre» / Enrique Jardiel Poncela.
No había que ser muy inteligente (y la verdad, mi padre no lo era) para darse cuenta de lo que se venía. A él solo le bastó una milésima de segundo para hacerlo, que es más de lo que muchos podían esperar de él en el campo de juego. En el primero de esos dieciocho segundos cruciales de su vida supo que estaba ante la oportunidad que había esperado desde siempre para salir de pobre y desconocido y la aprovechó sin pedirle permiso a nadie. Y la siguió aprovechando el resto de sus días. Mi padre.