Jorge Sanjinez Lenz. Un peruano en la Segunda Guerra Mundial (#106)
El relato en primera persona del peruano que luchó en los campos de batalla europeos de la Segunda Guerra Mundial.
Hasta antes de conocer a Jorge Sanjinez Lenz, en una actividad que organizó la Universidad Católica donde trabajaba, allá por el año 2017, toda experiencia con la Segunda Guerra Mundial había sido, hasta ese momento, cinematográfica o libresca. O sea, a través de una película, una novela o un libro de historia. Escuchar esa tarde a don Jorge contar su experiencia en los campos de batalla de Europa fue, antes que emocionante, estremecedor, fascinante, sorprendente. Y, además, admirable. Que un peruano nacido en la lejana y humilde Moquegua haya estado entre las tropas que liberaron Bruselas hace que uno vea (y sienta) la historia de un modo distinto a cómo la ha visto hasta ese momento.
Aquella remota experiencia de hace seis años ha quedado plasmada, ahora, en este fascinante libro de José Mogrovejo Palomo: Jorge Sanjinez Lenz: un peruano en la Segunda Guerra Mundial (Lima: Fondo Editorial PUCP, 2023), que reúne, completas, las Memorias de don Jorge. Y digo completas porque su experiencia vital no se reduce a su participación en la guerra que rememoró aquella vez para un auditorio abarrotado de jóvenes ávido de escucharlo, sino también a todo lo que vino después de ella, su protagonismo en una época de cambios que la guerra suscitó y de la que él también fue partícipe, siempre en primera línea.
Desde ese punto de vista, la historia de vida que ofrecen estas páginas es de un interés y de una importancia enorme para todo aquel interesado tanto en la historia mundial de la segunda mitad del siglo XX como en la nuestra. Ofrece no sólo el relato, en primera persona, de una vida fascinante, sino también el de una época de cambios y transformaciones a las que no somos ajenos el resto y que este relato nos viene a recordar. Labor y mérito aparte merece el editor responsable que ha anotado el relato del protagonista en las dosis adecuadas, nunca más de lo necesario de modo que no interrumpa el relato de este, aclarando o informando sobre aquello que requiere ser aclarado. En ese sentido, estamos ante un libro que es el resultado de una eficiente colaboración entre autor y editor. De ahí la frescura de este libro sin mayores pretensiones que no sea la del testimonio fidedigno y honesto de un protagonista de la historia como pocas veces tenemos oportunidad de conocer.
Solo una observación le puedo hacer al libro, que además viene profusamente ilustrado: y es que, avanzando en su lectura uno tiene la sensación o la impresión de saltos bruscos, de párrafos faltantes. Entonces recuerdo que, después de todo, son las Memorias de un soldado y la de un hombre en tiempos convulsos, y que es muy probable (como ocurrió con el Diario de Ana Frank) que algunos pasajes del libro hayan sufrido una autocensura y que, en algún momento, transcurriendo el tiempo decoroso que un documento de este tipo exige, podremos leerlas verdaderamente completas. Sin embargo, ello no es motivo para no decir de este libro que es importantísimo, un libro que todos deberíamos leer sin falta ni excusas, en especial nuestros jóvenes.
¡Qué tengan buenas lecturas!