¿Por qué leer novelas? (#100)

Una respuesta práctica a una interrogante que siempre está presente, especialmente en estos tiempos tan utilitarios.

Hace tiempo alguien me preguntó cuál es la importancia de la literatura para una persona, que qué sentido tiene leer novelas. Podría responder de muchas formas posibles o con razones o argumentos de corte académico, pero lo voy a hacer del modo más práctico, que es más o menos el que yo le encuentro a leer novelas. Podría, para esbozar una respuesta, haber preguntado a la persona en cuestión a qué se dedica, en qué campo profesional se desempeña, pero eso habría orientado la respuesta en uno u otro sentido, y lo que deseo es que mi respuesta sirva a cualquier persona en general. A una, por ejemplo, del campo de las ciencias o la medicina por citar un ejemplo (don Gregorio Marañón, eminente médico español, candidato al premio Nobel de Literatura en alguna ocasión, como al de Medicina también, fue un distinguido humanista y reputado historiador), no solo a alguien vinculado a las Humanidades.

¿Por qué la literatura, por qué leer novelas es importante más allá del simple gozo estético o el sentido de evasión que ofrece? Pues, para empezar, porque resulta formativo en muchos sentidos. Una persona que lee novelas desarrolla, en principio, grandemente la imaginación, y para alguien que tenga inclinación por la ciencia o la investigación científica, mientras más temprano las frecuente, mayor será el beneficio y la influencia que esta tenga en su formación, en su capacidad de inventiva. Como saben, la inteligencia es la capacidad de resolver problemas que a uno se le presentan. Con una gran imaginación, esta capacidad se ve potenciada.

Otro gran beneficio que veo el leer novelas es que te permite desarrollar un amplio vocabulario personal, un léxico que en algún momento de tu vida te será sumamente útil. Yo no entiendo, por ejemplo, a algunos alumnos de periodismo que he tenido que confiesan ser poco afectos a la lectura, a las novelas. Y me sorprende más todavía cuando, como justificación, aducen que se dedicarán al periodismo televisivo antes que al impreso. Bueno, sepan de una vez que a lo que aspiran es a ser los monigotes que leen en un teleprónter lo que otro escribe. Y si aspiran a un programa propio, la carencia de un léxico que le permita desenvolverse frente a cámaras siempre será un impedimento para avanzar en sus carreras (aunque claro está, me dirán ustedes, que ahora cualquier idiota tiene un programa periodístico en TV o radio; pero eso, antes que desmentir lo que afirmo, más bien lo confirma).

Otra buena razón para leer novelas es que desarrolla en nosotros (lo hizo conmigo) la capacidad de observación y análisis. Leyendo novelas de misterio y policiacas aprendí a anticipar los finales de otras novelas, del mismo modo como luego esto me llevó a anticipar cómo pueden concluir ciertas situaciones o problemas de la vida real. Aprender a anticipar el resultado final de un problema o situación no te lo enseña ningún curso, escuela o taller sino las novelas. Por lo menos, como dije, es lo que sucedió conmigo.

Finalmente, la misma persona me preguntó qué novela le recomendaría para empezar a leerlas. Pues dado que ella, como comenta, no frecuenta novelas o la literatura (que en modo alguno signifique que no sea una persona preparada, solo una que no ha tenido la oportunidad de descubrir los beneficios de la literatura cómo tantos otros), recomendarle El Quijote o Guerra y paz será un absurdo. No porque creamos que no podrá con ellas, o que sus centenares de páginas la fatigaran en exceso. No, porque de lo que se trata es de que las frecuente, se aficione a ellas, no que se espante o se desencante al primer intento. Sinceramente, a estas alturas, no interesa qué novela empiece a leer (si Harry Potter, Coelho o Tom Clancy), lo que importa es que las lea. Cervantes, Dostoievski, Mann vendrán luego. Claro que sí. Además, no leer novelas no hace a nadie menos. Solo es alguien que no aprendió a aprender de un modo distinto en la vida.

Así de simple.

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¡Qué tengan buenas lecturas!