Sobre Historia y Memoria (#049)
En una de las muchas entrevistas que dio a lo largo de su vida, Julio Ramón Ribeyro cuenta la historia de algo que le ocurrió en los días convulsos del Mayo francés del 68, una historia que a mí me sirve para explicarle a mis alumnos la diferencia entre Historia y Memoria.
La entrevista, si no recuerdo mal, se publicó en la desaparecida revista Quehacer de Desco. No tengo a la mano mi ejemplar de las entrevistas de Ribeyro reunidas por Jorge Coaguila para cotejarlo, así que les dejo a ustedes la tarea de hacerlo.
En la entrevista, Ribeyro cuenta que él y otros tres escritores latinoamericanos fueron invitados por los estudiantes, que habían tomado La Sorbona, para hablar de las luchas de liberación de los pueblos latinoamericanos, o algo así: Literatura y luchas de liberación.
En plena conferencia, cuando el primero o segundo de los invitados intervenía, estalló un petardo y se armó tal alboroto que en segundos todo el recinto era un caos, como si alguien hubiera ordenado zafarrancho de combate. Una de las estudiantes encargada de ellos evacuó a los cuatro escritores y los puso a salvo en la calle.
Ya a buen recaudo del caos intenso que se vivía adentro, en el lugar en donde habían estado hablando, los cuatro se despidieron no sin antes manifestar cada uno que escribirían sobre esa experiencia aterradora, casi traumática.
Meses después Ribeyro asistió a la obra teatral que uno de ellos escribió basada en lo sucedido, leyó el artículo de otro y cayó en la cuenta de que los dos contaban cosas distintas, tan distintas a la que él mismo contaba en el borrador de un cuento que estaba escribiendo. Distintas pero no falsas o contradictorias.
Cada uno recordaba de un modo distinto o había visto cosas que el otro no vio. Concluyó entonces que cada uno, desde su experiencia personal como hombre de teatro, narrador o periodista, reconstruye la memoria de los hechos de un modo distinto sin faltar a la verdad de estos.
Esa es, en esencia, la diferencia entre Memoria e Historia. Entre lo subjetivo y lo objetivo de los hechos sin desvirtuarlos, aportando la experiencia personal o conocimiento que de estos tiene cada uno porque la Memoria, esencialmente, habla del presente antes que del pasado. De lo segundo se encarga la historia.
Por eso la Memoria no es única, es diversa y múltiple; y en esa diversidad y multiplicidad con que los sujetos reconstruyen "un sentido del pasado" está el valor de ella para crear espacios y escenarios de diálogo y reconciliación.
Especialmente lo primero.