El libro de la semana (#233)
Miguel Gutiérrez: La violencia del tiempo (Lima: Alfaguara: 2024).
Leí la asombrosa La violencia del tiempo (Alfaguara), de Miguel Gutiérrez, en su edición primigenia que publicó Carlos Milla Batres en 1991. Guardo de esa lectura un confuso recuerdo, la extraña idea de que entendí poco o mal una novela compleja, extensa y sumamente ambiciosa. Luego de esa primera vez me enteré de que esa primera edición había sufrido mutilaciones por parte del editor, preocupado por el compromiso político del autor que se transparentaba en la novela. Achaqué a esa circunstancia mi incomprensión de la novela. Mucho tiempo después la leí (o intenté leerla) en la edición popular que publicó Debolsillo, pero su tipografía era tan pequeña y la novela tan voluminosa para una edición popular que desistí de su lectura en las primeras doscientas páginas.
La edición que hoy tengo en mis manos, de más de mil páginas publicada por Alfaguara, es la versión definitiva de una novela capital en la historia de la literatura peruana, una obra mayor de nuestras letras que con esta edición se erige en un monumento literario para las siguientes generaciones de lectores. Y es, en este estricto sentido, una edición no solo definitiva sino histórica.
Se trata de una novela épica, majestuosa, monumental y, como dije, ambiciosa, sumamente ambiciosa por los múltiples registros que tiene, las diversas historias que se entremezclan en la trama principal (una afrenta, un estigma familiar que se dirime a lo largo de cuatro generaciones), la vocación de totalidad (que el autor definía como summa) que impregna todo el texto y ese hálito de novela histórica (sin llegar a ser propiamente una) que sirve al lector para entender nuestra historia, que es la suya propia, las taras y lacras —como la violencia y el autoritarismo— que la lastran. De este modo, esta extraordinaria novela se erige, también, en un caleidoscopio del entramado político, social, cultural y hasta antropológico de nuestra sociedad, de su complejo derrotero histórico.
La publicación de esta novela en su versión definitiva supera la etiqueta de acontecimiento literario, la de la novedad editorial de la temporada. Constituye, para decirlo en pocas palabras, un acontecimiento casi generacional, la de un legado literario y cultural que estos tiempos, convulsos, violentos y, aparentemente, sin remedio le lega a la generación siguiente que se preguntará cómo una novela de estas dimensiones artísticas se pudo escribir en una época de violencia, terror, miedo e incertidumbre económica; y cómo en otra de absoluta deriva moral y social se pudo establecer una versión de ella que leerán otros cuando nuestros huesos sean solo polvo, humo, nada.
¡Qué tengan buenas lecturas!
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Gracias por la revisión! Me ha sucedido exactamente lo mismo. Con esta nueva versión, espero poder decir: a la tercera fue la vencida!