A un recién nombrado ministro brasileño del Deporte, un periodista extranjero que lo entrevistaba le preguntó cuáles eran sus planes inmediatos. Él respondió que su principal objetivo era que el vóley volviera a alcanzar el podio internacional que había perdido en los últimos años, algo imperdonable tratándose del principal deporte de su país. Sorprendido, el periodista le replicó: “Pensé que el fútbol era el principal deporte del Brasil”. “No, se equivoca”, respondió el ministro. “En Brasil el fútbol no es un deporte, es una religión”.
La redacción no se improvisa (#053)
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A un recién nombrado ministro brasileño del Deporte, un periodista extranjero que lo entrevistaba le preguntó cuáles eran sus planes inmediatos. Él respondió que su principal objetivo era que el vóley volviera a alcanzar el podio internacional que había perdido en los últimos años, algo imperdonable tratándose del principal deporte de su país. Sorprendido, el periodista le replicó: “Pensé que el fútbol era el principal deporte del Brasil”. “No, se equivoca”, respondió el ministro. “En Brasil el fútbol no es un deporte, es una religión”.