Código fuente, de Bill Gates (#249)
Bill Gates: Código fuente. Mis inicios (Lima: Plaza & Janés: 2025).
Seré sincero. Por una cuestión estrictamente profesional, de necesidad periodística de estar informado de algo, leí los libros anteriores de Bill Gates. Pero lo que recuerdo de ellos es poco o nada, tal vez alguna frase ingeniosa o una idea que el tiempo se ha encargado de confirmar o darle la razón (o de refutarlo). Y cómo cualquier persona en el planeta, estoy al tanto de sus declaraciones, sus vaticinios sobre el futuro de nuestra sociedad e incluso de los libros que suele recomendar. Lo último que leí sobre él fue una entrevista en la que, ante una pregunta del periodista, contaba lo asombrado que estaba de leer todas las teorías entre locas y absurdas que se refieren a él como el cerebro de una conspiración mundial. Así, la idea que tenemos o podamos tener de él está formada de esa combinación de sobreabundancia de información, teorías conspirativas y los libros que ha escrito o han escrito sobre él. Desde este punto de vista, quien quiera realmente conocer al Bill Gates que está detrás de ese Bill Gates de estridencia y titulares debe leer Código fuente. Mis inicios, la primera (espero) entrega de sus memorias, no sé si su mejor libro, pero sí el más auténtico, honesto e íntimo que ha escrito. Y el más sincero de todos ellos.
Como todo libro de memorias que se precie, este tiene un comienzo inmejorable que es la clave (y el detonante) para leer y entender las 360 páginas siguientes. Y eso siguiente es una memoriosa relación de sus comienzos (como indica el título) en el que el relato está completamente exento de todo ese malabarismo verbal que algunos suelen utilizar para disimular (muy mal) ese irrefrenable deseo de explicar al resto las razones de su éxito, fortuna o fama. Lo que Gates hace, como lo haría cualquiera de nosotros, es contarnos, la importancia de los juegos y aventuras en la infancia y adolescencia con los amigos, el valor de estos en la formación de nuestro carácter y gustos, el papel de la familia en el desarrollo de nuestra personalidad, que crecer y hacerse adulto fue tan jodido para todos como lo fue también para el hombre más rico del mundo. Y, tal vez lo más importante, como también lo sabemos todos, que todo comienzo es difícil y que siempre habrá alguien dispuesto, un Felipillo como decía Macera, a tirar de tu falda o pantalón para traerte abajo.
Obviamente, la parte más sustancial e importante del relato lo constituyen los años de Harvard, la creación del código fuente que daría principio a todo, la fundación de Microsoft con su amigo Paul Allen y los comienzos difíciles en una época de cambios y transformaciones globales a los que los tres (Gates, Microsoft y Allen) contribuyeron enormemente (una época, por cierto, que cuenta de modo pormenorizado, de manera que, como también cabe esperar de todo libro de memorias, este es un testimonio que raya en el documento histórico). De hecho, Gates pudo haber empezado aquí o reducir gran parte del libro que dedica a sus años antes de todo esto, pero él (como nosotros después de leerlo) entendió que restarle eso, escamotearnos esa parte de la historia habría dado como resultado otro libro soso u olvidable. Y este es uno que recordaremos por mucho tiempo. La clase de libro que suelo recomendar a los más jóvenes para explicar (mejor de lo que lo haría yo mismo) que la grandeza está en reparar en las pequeñas cosas y en lo más cercano que esta cerca de ti, como la familia y los amigos. Y que descubrir esto a tiempo, tempranamente, es con seguridad la clave de eso que algunos llaman éxito. Y que no hay nada que mortifique más a un lector satisfecho con un buen libro, como lo es Código fuente, que tener que esperar su continuación.
¡Qué tengan buenas lecturas!
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