Lo mejor de Jon Lee Anderson en dos volúmenes extraordinarios (#252)
Los dos volúmenes antológicos con lo más representativo de la obra periodística de Jon Lee Anderson es una muestar de la mejor tradición del periodismo escrito.
Hace poco más de diez años asistí a un curso para periodistas latinoamericanos organizado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Luego de tres semanas de intensas conferencias, debates, visitas, entrevistas y paseos volví con mi tesoro más preciado de ese viaje: una fotografía que estaba seguro haría retorcerse de envidia a mi amigo y colega Bruno Rivas. Un día que estábamos cerrando la edición llegó el momento de mostrársela y ver su reacción mientras le decía la frase que había preparado cuidadosamente.
—Mira, para que te mueras de la envidia—, le dije mientras le mostraba la foto en la que aparecía al lado de Bob Woodward, el mítico periodista del caso Watergate.
Bruno ni se inmutó y solo se limitó a mostrarme otra fotografía en la que aparecía, luego de entrevistarlo, en franca camaradería con Jon Lee Anderson. Le hice el único comentario que cabe hacer en esas circunstancias y ante semejante imagen:
—¡Maldito!
Como periodistas y lectores empedernidos con Bruno comparto muchas cosas, pero si hay algo que tenemos en común es esa admiración, casi veneración (al menos de mi parte), por todo lo que ha escrito Jon Lee Anderson. Una admiración que nace en nuestra mutua experiencia periodística y se nutre de las múltiples lecturas a las que el oficio obliga y el placer empuja. Porque si algo podemos decir de los textos, reportajes y libros que ha publicado Anderson es que son la perfecta muestra de la mejor tradición del periodismo escrito. O sea, el resultado de un exhaustivo reporteo, una acuciosa y penetrante mirada sobre lo que se escribe, una lograda objetividad (esa que yo suelo decir que no existe y que son la marca distintiva de sus textos) y una prosa que, sin ser cautivadora o exquisita, resulta sumamente efectiva, envolvente y estimulante.
Sí, estimulante, porque la trayectoria periodística de Anderson parece el guion de una película de Hollywood. Ha estado en cuanta guerra, conflicto o escaramuza contemporánea ha habido en los últimos cincuenta años, que es el tiempo que le ha dedicado a escribir sobre ellos y otros temas y ha transitado como por su casa por los lugares más inhóspitos e inseguros del planeta. Estuvo entre las tropas estadounidenses que entraron en Bagdad en 2003 tras la caída del régimen de Saddam Husein, del que resultó un libro (La caída de Bagdad) que cualquiera que se considere periodista o reportero ha leído casi como quien lee el libro sagrado que es del reportaje en profundidad. Y así como este, ha escrito sobre las guerrillas de América Latina, África y Medio Oriente, los estragos del colonialismo en África, el fin de la Libia de Gadafi, una biografía asombrosamente documentada del Che Guevara que hace palidecer de envidia al más profesional de los historiadores y, como si eso fuera poco, ha entrevistado a líderes guerrilleros, criminales de fuera, dictadores, políticos y cuanto personaje de nuestra época, carismático o no, merecía ser entrevistado (los perfiles que resultaron de estas entrevistas están entre los mejores del oficio).
Cuando a fines del año pasado se publicó el primero de los dos volúmenes que reúne lo más significativo de su producción periodística, con Bruno nos preguntábamos si valía la pena comprarlos habida cuenta de que ambos tenemos todos sus libros y, en el caso de él, que lee muy bien en inglés, le sigue la pista a sus artículos y reportajes en The New Yorker. Ahora que he podido revisar el primer volumen puedo decir que sí, vale mucho la pena adquirirlos ya que reúne tantos textos conocidos (como lo son los extractos de sus libros) así como otros que por primera vez se reúnen en un libro o alguno que recién aquí se publica en nuestro idioma. Desde este punto de vista, He decidido declararme marxista (volumen 1). Guerra y conflictos. Poder y política (2024) resulta tanto una novedad para quien se acerque por primera vez al trabajo de Anderson como para quien lo ha leído fervientemente a lo largo de los años.
Anderson ha escrito mucho sobre América Latina, así que no vayan a pensar que los textos reunidos en este primer volumen, dedicado a «Guerras y conflictos» y «Poder y política», repite alguno de los que reunió la antología que Sexto Piso publicó en 2020. He comparado ambos índices y no encuentro alguno que se repita. (Por cierto, es en esta antología, Los años de la espiral, donde aparece la necrológica que escribió a la muerte de Eric J. Hobsbawm en 2012, que es una de las mejores que leí entonces).
Ahora solo queda buscar la oportunidad para dar cuenta del segundo volumen de esta esencial antología, dedicada a reunir «Perfiles» y textos sobre «El hombre y la naturaleza». Ya les cuento más luego.
¡Qué tengan buenas lecturas!
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