Mis diez novelas favoritas de Julio Verne (#269)
En esta época de abundante literatura kleenex y libros escritos con IA, volver nuestra mirada a Jules Verne resulta más crucial de lo que creemos. Hoy más que nunca necesitamos más Verne.
Un amigo que ha empezado a despertarle el gusto por la lectura a su hija de nueve años leyendo juntos (la mejor manera de inculcar el hábito de la lectura es con el ejemplo) me preguntó, luego de agotar los pocos títulos para la edad de su hija en su casa, qué podía leer con ella. Inmediatamente le respondí: Corazón, de Edmundo D’Amicis. No me arrepiento, pero luego pensé por qué no le recomendé uno de los muchos libros de Julio Verne. Y uno de mis alumnos, al que le llevo La vuelta al mundo en ochenta días, me preguntó hace tiempo con cuál libro de Julio Verne empezar a leerlo. Le dije que con cualquiera, que con él nunca hay libro malo. Pensando en ambos es que elaboré apresuradamente esta lista. La idea era recomendar sólo 5 títulos, pero no pude reducir esa a lista a tan escueto número. Finalmente, el orden es uno estrictamente de gusto personal, como la lista misma.
1. Veinte mil leguas de viaje submarino (1869). La más famosa y extraordinaria novela de Julio Verne. Sin embargo, se trata de una novela que conviene leer a temprana edad porque, aunque todos alguna vez quisimos ser el capitán Nemo, lo más probable es que la realidad de nuestro tiempo o la simple adultez encuentren en ella detalles que le harán perder ese encanto y deslumbramiento que descubrimos en esta magnífica obra. Es mi favorita de todas las que escribió Verne y con la que me vuelvo a sentir un joven de quince años cada vez que la releo.
2. La vuelta al mundo en ochenta días (1873). Una trepidante novela que mantiene en vilo al lector en cada aventura y peripecia de los dos protagonistas (que luego, producto de estas, se vuelven tres). Y en rigor, mi segunda novela favorita de Verne. Además, es una obra que utilizábamos mucho en clase de historia del siglo XX para explicar la mentalidad y el imperialismo europeo del siglo XIX. ¡Un novelón!
3. La isla misteriosa (1875). Todavía recuerdo la primera vez que la leí y los sorprendentes giros y sorpresas que nos deparaban sus páginas, y en la que el lector encuentra la resolución a muchos misterios de otras novelas de Verne. Es además una obra muy entretenida por las habilidades y el ingenio con que uno de los principales protagonistas, Cyrus Smith, resuelve la vida de todos en la isla. Mi tercera novela favorita de Verne.
4. Miguel Strogoff (1876). Un viaje de miles de kilómetros por territorios inhóspitos, una misión que cumplir pese a las adversidades y peligros y un enemigo y el destino que no da tregua al protagonista. Una novela que pone de manifiesto, según lo veo yo, todo lo que Verne le debe a Dumas.
5. Viaje al centro de la Tierra (1864). Otro de los viajes extraordinarios de Verne en el que un pergamino antiguo, un profesor de mineralogía tan audaz como un aventurero y su sobrino como ayudante emprenden un viaje increíble al corazón de la Tierra. Julio Verne en estado puro. No será la más científica de sus novelas, pero sí la más aventurera y entretenida.
6. Los hijos del capitán Grant (1868). Una novela que ofrece al Verne más maduro, al novelista ya dueño de sus herramientas y temas, sin renunciar a las aventuras y a esas coincidencias que, en sus manos, siempre resultan tan convincentes. Otro novelón.
7. Un capitán de quince años (1878). Una novela tan estupenda como todas las de Verne, pero que pone de manifiesto que este, pese a todo, era hijo de su tiempo y de los prejuicios de este (como en La vuelta al mundo en ochenta días), por lo que, bien vista, resulta un buen ejemplo de la mentalidad europea del siglo XIX. Con todo, una novela de aventuras que se lee de un tirón.
8. Escuela de robinsones (1882). La mano experta de Verne logra que esta entretenida novela, como todas las suyas, y los elementos y sucesos sobre los que está construida, hagan convincente un final no tan convincente.
9. Dos años de vacaciones (1888). Una de las más alocadas aventuras de Verne y una de las más inverosímiles también, pero sumamente entretenida. Uno no puede dejar de pensar (por plausible) que esta inspirara a Golding ideó su inquietante El señor de las moscas.
10. De la Tierra a la Luna (1865). El tiempo está dándole a esta novela, tan poco popular como inusual de Verne, el lugar que merece en su bibliografía y en la de sus fervientes lectores. Un Verne distinto y más dueño de su arte.
Como dije, todos tenemos nuestras novelas favoritas de Verne (y las que no). Estas son las mías. Pero no conozco a nadie que no se haya sustraído a la magia de sus obras. ¿Y ustedes?
¡Qué tengan buenas lecturas!
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