5 ‘ochomiles’ peruanos (#275)
La feliz ocasión que significa la publicación de una novela peruana de casi mil páginas nos brinda la oportunidad de hablar de otras obras igual de voluminosas.
Hoy estuve revisando las novedades que esta semana deberán llegar (si es que ya no la han hecho) a las librerías de Lima y quedé gratamente sorprendido con la mayor de ellas. Literalmente, la mayor. Me refiero a El principio del mundo, de Jeremías Gamboa, una voluminosa novela de casi mil páginas que acaba de publicar Alfaguara y que es, definitivamente, la gran novedad de la temporada. Como dije, quedé gratamente sorprendido porque no es usual que se publique entre nosotros (y menos por autores jóvenes) novelas de tal magnitud, así que, en todo sentido, es una novedad. Por supuesto, inmediatamente pensé que otra novela peruana es igual de voluminosa que esta, cual otro ‘ochomil’ (un término que algunos utilizan para referirse a novelas de gran envergadura que representan un reto, un Everest a escalar para el lector) se ha escrito entre nosotros, e inmediatamente recordé estos cinco títulos. A ver si releemos alguno calentando motores para enfrentar el reto de El principio del mundo.
1. La guerra del fin del mundo (1981), de Mario Vargas Llosa. Decir que esta magnífica novela recrea la rebelión de Canudos en el Brasil de fines del siglo XIX sería circunscribirla a un hecho puntual cuando en realidad es el marco que utiliza su autor para presentar los problemas políticos, morales, históricos e ideológicos de ese tiempo como un trasunto de los del nuestro. Un árbol de historias, como la definió su propio autor, en el que los centenares de personajes, las decenas e historias entretejidas de modo magistral y único, las reflexiones de todo tipo a las que mueve su lectura son el principal motivo para leerla. Pero más allá de la historia de Antonio El Consejero y su legión de fanáticos seguidores, La guerra del fin del mundo es una profunda reflexión sobre el fanatismo, las utopías, la modernidad, la violencia, las ideologías, la historia, el genocidio en nombre del progreso, la guerra, la solidaridad de un modo como pocas veces una novela lo ha logrado hacer, salvo los grandes maestros del siglo XIX. En cuatro simples palabras: una auténtica obra maestra.
2. La violencia del tiempo (1991), de Miguel Gutiérrez. Como las demás novelas de este grupo, La violencia del tiempo es una novela ambiciosa, majestuosa, épica en toda regla y de una aparente complejidad que se diluye mientras una avanza a lo largo de sus más de mil páginas. Sin ser propiamente una novela histórica, el argumento de esta monumental novela —una afrenta familiar que se dirime a lo largo de varias generaciones— sirve de derrotero por la historia del país, un espejo donde mirar sus más acuciantes problemas —o taras— que revelan el tejido social, político y cultural del país. Una extraordinaria novela en la que la búsqueda de la identidad es la búsqueda del país mismo. Si la va a leer o adquirir, hágalo en la edición de Alfaguara que es no solo la edición definitiva de una obra fundamental de nuestra literatura y de la latinoamericana, sino también la más cuidada que existe de un texto que sufrió las contingencias de las vicisitudes política de su autor.
3. País de Jauja (1993), de Edgardo Rivera Martínez. Enmarcada en el género de las novelas de formación o aprendizaje, País de Jauja es la obra maestra de su autor, una de las cinco mejores novelas peruanas publicadas en el siglo XXI; una hermosa novela en donde el lector asiste no solo al descubrimiento del amor, la amistad, la vocación artística del protagonista sino también a una mirada utópica sobre el país y el mestizaje que esa búsqueda de un lugar en el mundo, ese tránsito de adolescente a adulto como una afirmación de la identidad y de solución del conflicto cultural que la novela plantea. El lirismo de la novela, la belleza de su prosa, su cuidada sencillez hacen de esta obra una de las más bellas de la literatura peruana.
4. Los Túpac Amaru 1572-1827 (2018), de Omar Aramayo. ‘Novela río’ llama el autor a esta magistral novela y es, me parece, la mejor definición que se puede hacer de ella. A medio camino entre la novela histórica y la saga familiar, Los Túpac Amaru es un portento del arte de la novela en la que todos los elementos de esta (el lenguaje, la estructura, una trama estilísticamente bien urdida) se ponen al servicio de la Historia y de una historia en las que las palabras son otro protagonista. La epopeya nacional que firma Aramayo, un poeta que podemos identificar en cada una de las más de 700 páginas de esta maravillosa novela, es una que merece no solo más lectores de los que ha tenido o tiene sino el sitial que injustamente no ocupa entre las grandes novelas peruanas de este siglo.
5. El espía del inca (2012), de Rafael Dumett. Con una gran tradición de novelas históricas en su haber, el Perú ha tenido que esperar hasta entrado el siglo XXI para contar con su primera obra maestra en ese género. La novela de Rafael Dumett recrea, con un virtuosismo técnico y verbal dignos de encomio, el episodio, después de la Guerra del Pacífico, más traumático de nuestra historia: la conquista del imperio incaico. Y lo hace con maestría, enjundia, con un dramatismo que atrapa al lector, con personajes tan convincentes como la sólida documentación en la que se basa. Conocemos el desenlace de la novela como conocemos la Historia misma, pero no hay nadie que se sustraiga al hipnótico argumento de sus casi mil páginas. Como la obra maestra que es tardará mucho en ser superada, siquiera igualada. Si acaso.
¡Qué tengan felices lecturas!
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