Cuatro importantes publicaciones de la PUCP (#271)
La Universidad Católica calienta el ambiente editorial con cuatro títulos que, al menos dos de ellos, estarán entre los mejores libros del año. Aquí les contamos más sobre ellos.
Minieditorial
Hace mucho tiempo que no escribo un boletín como este; es decir, uno encabezado por un minieditorial que es (o pretende serlo) una instantánea del momento editorial, social o político. No es por falta de tema, motivo o razones para hacerlo, sino por una causa más usual de lo que creemos: falta de tiempo. Porque si algo distingue a este año es la abundancia de nuevos buenos títulos, un mundo cada vez más caótico e insufrible y una política criolla que subleva. Y es precisamente lo apuntado, la falta de tiempo, lo que ha impedido que concrete una de dos cosas que me había propuesto para este año: escribir una columna o comentario dominical extraliterario; o sea, nada relacionado con los libros y sí con lo que pasa alrededor nuestro o en el mundo cada día (lo otro era iniciar nuestro Club de lectura que por ahora —creo— tendrá que esperar). Así que no es por falta de empatía que no alcemos nuestra voz contra aquello que merece ser condenado o denunciado (o que tengamos en el olvido a nuestros suscriptores de pago), solo simple y odiosa falta de tiempo. Pero ya estamos trabajando en eso: buscando el tiempo necesario para escribir y leer entre amigos.
Ser viejo: uno de los libros del año
No encuentro mejor manera de referirme a Ser viejo. Testimonios y reflexiones en primera persona, de Luis Pásara, que utilizando una expresión poco académica y menos aún periodística: se trata de un libro hermoso, entrañable, uno que te estruja el corazón por la sinceridad y honestidad con que han escrito cada uno de los 25 autores que participaron en él. Decir de este libro que es un librazo es como afirmar que García Márquez sabía escribir: la constatación de lo obvio. Un libro que leí de un tirón, sobrecogido por algunos textos (como el extraordinario que firma Rafo León que es lo mejor que ha escrito en los últimos años). Uno de los mejores libros del año al que le dedicamos un boletín aparte.
Educación, democracia y universidad en el país
Si uno quiere saber o entender cuál es el papel de una universidad en una sociedad, si cree firmemente en aquello de que una universidad es lo que publica y si alguna vez dudó o se preguntó sobre cuál es el fondo editorial universitario peruano más importante por el enorme peso de sus publicaciones (o sea, por sus contribuciones a la construcción de este país), solo tiene que leer Sueños rotos. Educación y democracia en el Perú, de Carlos Garatea Grau, para hallar las respuestas, de modo indubitable, a esas interrogantes. Pero no vaya a pensar que Sueños rotos es un sesudo manual universitario, un importante tratado técnico o un estudio enjundioso y necesario. La utilidad de este pequeño gran libro reside en que reúne 30 columnas o artículos de su autor —un destacadísimo profesor universitario— que ponen de manifiesto cómo la Academia y sus miembros más prominentes tienen al país presente en cada reflexión, actividad, publicación o programa de estudios que realizan o ejecutan como universidad. Treinta textos que evidencian que una universidad estrechamente vinculada a los problemas y dilemas del país es una que merece llamarse así. Además, están tan bien escritos que son la mejor excusa —o razón—para leerlos.
Filosofía y terapia
Siempre he dicho que una de las grandes lagunas en mi formación humanista ha sido la de leer poca filosofía. Esa es una verdad a medias porque en realidad sí la leo, lo que pasa es que muchas veces no comprendo lo que leo, tal vez debido a esa escasa formación. Pero, entonces, ¿por qué sigo leyéndola? ¿Por qué me afano con libros que acabo, pero logro comprender poco? Ahora lo sé (o creo saberlo) luego de leer La filosofía como terapia. Wittgenstein y el combate terapéutico del escepticismo, de Pamela Lastres Dammert. A lo largo de más de 300 páginas y utilizando las reflexiones de Wittgenstein sobre el escepticismo filosófico la autora propone que nuestra comprensión del mundo y de nosotros en él a partir de la reflexión filosófica no son un fin en sí mismos sino una forma de estar en él. Es decir, una forma de preocuparnos por nosotros mismos en constante interacción con los demás. Un libro sugerente, inteligente, importante, pero por encima de todo un libro que clarifica por qué el filosofar es una forma de vida, una “práctica vital transformadora”.
En torno a los relatos andinos
Con toda la belleza que comportan las páginas de Zorroniño. Intimidad y estética en los relatos andinos, de Catherine J. Allen, debo decir que la lectura de este estimulante libro exige mucho al lector; reclama un lector enterado y entrenado en la narrativa oral andina de modo que pueda aquilatar su enorme importancia. No es este un trabajo o estudio más sobre los relatos quechuas de una comunidad altoandina del Cuzco, sino un dedicado y logrado esfuerzo por desentrañar el misterio de la estrecha relación de la tradición oral andina con otras actividades como el tejido, la música y la danza y cómo éstas, especialmente el tejido, codifican el entramado social y lingüístico de sus experiencias cotidianas. Un libro complejo, sí, pero, como dije, hermoso.
Hay más en El vicio impune de leer
¿Quieres saber qué libro empezar a leer o conocer las últimas novedades editoriales? Aquí tal vez encuentres tu próxima lectura. Porque si algo nos gusta hacer, es recomendar libros.
No hace mucho nos referimos a nuestras diez novelas favoritas de Julio Verne, una pequeña guía para iniciarnos o iniciar a alguien en la lectura del genial autor francés del siglo XIX. También, con ocasión del 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, comentamos 12 libros que hablan sobre los días finales de esa gran conflagración del siglo XX. Y por supuesto reseñamos cinco estupendos libros: Código fuente de Bill Gates, Retratos de jazz de Haruki Murakami, Historia de las cruzadas de Steve Runciman, Tierra de canes de Carlos Enrique Freyre y recientemente, ayer nomás, Criaturas virales de Dany Salvatierra.
¡Qué tengan felices lecturas!